Vienes y te observo...
Te paro frente a mí,
mientras tú,
intentas paralizarme una vez más.
Pero hoy sé que te será más difícil.
Tú insistes.
Intentas invadir mi piel
y ocupar mi estomago.
Subiendo poco a poco,
hasta hacerte dueño de mi pecho,
ayer ahogado y empequeñecido
por tu presencia.
En otro momento ya me habrías aterido,
haciendo que mi atención se posara en el ahogo que me provocas
en lo que me perjudica tu presencia
en cómo me siento,
me atacas,
me limitas,
me dueles,
me hieres.
Pero hoy no.
Hoy quiero conocerte a ti y no al dolor que me provocas.
Hoy quiero tocar cada milímetro de tu piel dañina
Quiero mirarte fijamente a los ojos
hasta que me susurres tu procedencia oculta
Quiero saber en qué momento te engendré,
para que un día nacieras fuerte
y ver de qué manera
yo misma te alimentaba durante tu tierna infancia.
Y volver a sentirte pequeño...
para dulcemente entenderte…
Para finalmente entenderme.
Quiero que me cuentes tus secretos conscientes,
que son mis secretos inconscientes.
Y sin distraerme en como tus manos acarician y abren mis heridas...
escuchar por fin tu voz.
Judit Matas